Cada una con una sensación diferente.
En cada momento un sentimiento distinto.
Todo sumamente disfrutable.
Una imagen del hall del hotel.
Las habitaciones carecen de internet, solo hay en ese lugar amplio en la entrada misma, entonces, este se transforma en un lugar muy cosmopolita, aunque justo es decirlo, todos juntos pero bien solos, cada uno concentrado en lo suyo.
Llegados al aeropuerto el clima mundialista se empieza a sentir.
Periodistas que cumplen con su labor realizan las entrevistas de rigor a los participantes o entrenadores de tan magno certamen.
Los ojitos de Mauricio miran como con asombro.
El Mundial decía presente, y hay paises para los que el ajedrez es un tema de comunicación...
Al pie del avión al llegar a Goiania, siempre con la celeste en el pecho.
Todavía restaban 160 kilómetros por hacer para llegar a Caldas Novas, pero ya no en aire, ahora un bus haría el recorrido en dos horas aproximadamente.
La sede de mundial estaba cada vez más cerca.
Nueve horas de espera, no es tan sencillo de soportar.
Algunos como siempre con los tableros dispuestos, otros hicieron un matiz.
Aquí Gabrielito Kimelman, Valentín Aguerre, Mauricio Friss de Kereki, comparten las barajas verdes, y algunas galletitas dulces.
La partida, el abrazo gigante, la despedida, los deseos de suerte, los últimos consejos que nunca serán los últimos, la foto compartida para atesorar en el futuro.
Eran las cinco de la mañana del jueves y ya debían de dejar la compañia de quienes se quedaban y prepararse para los últimos detalles antes de partir.
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